miércoles, 22 de junio de 2016

16 Enoc



Cronológico 2 - 16

16.  Enoc 

En la biblia, en el Génesis, Enoc aparece como el séptimo patriarca del linaje de Adán y Set.


A diferencia de los otros patriarcas la biblia no dice que muera sino que “anduvo con Dios”. A la edad quizá simbólica de 365 años (simbólica no por excesiva sino porque ese número coincide con el número de días de un año) Enoc “desapareció, pues Dios lo arrebató”.


Enoc predicaba virtud al pueblo en los tiempos previos a su ascenso a los cielos.

Enoc recibe el aviso de que le llevaran a Nibiru

Enoc nos describe como fue informado de su viaje al planeta de los nefilim:

“El primero día del primer mes del 365º Año,

yo estaba solo en mi casa, reposando en mi lecho, adormecido.

Entonces surgieron delante de mí dos hombres muy altos, como yo jamás viera en la Tierra. Tenían el rostro brillante como el sol, los ojos eran como candelas y fuego salía de sus labios. Las ropas que usaban parecían de penas, los pies eran morados. Sus alas eran más brillantes que el oro y las manos más blancas que la nieve.

Ellos estaban junto a la cabecera y me llamaron por el nombre.”

Enoc recalca en que la aparición fue real y no un sueño: “Vi claramente esos hombres parados delante de mí”.

Enoc se asustó al verlos pero ellos lo tranquilizaron:

“Alégrate, Enoc, no te asustes.

El Dios Eterno nos mandó aquí y hoy tú ascenderás con nosotros al cielo.”

Enoc debía despertar a su familia y criados para informarles de su viaje y que no deberían buscarlo.

Enoc dijo a las multitudes que le seguían: “Sabed que llegó la hora de dejaros y subir a los cielos”. Un caballo de fuego vino a recogerlo, bajando del cielo. Pero las multitudes no le dejaron separarse de ellos y durante una semana lo mantuvo consigo hasta que apareció “un coche de fuego estirado por ángeles y caballos flamantes” que “descendió y arrebató a Enoc”.

El viaje a Nibiru de Enoc

Enoc fue transportado a la alta atmósfera, el Primer Cielo “donde doscientos ángeles gobiernan las estrellas”, y luego al sombrío Segundo Cielo.

Subieron hasta el tercer cielo donde le mostraron una gran estación espacial con un jardín agradable a la vista, frutos, árboles, y en su centro el Árbol de la Vida en la zona destinada al reposo de Dios “en el lugar donde Dios reposa cuando viene al paraíso”. De ese árbol dice «Es más bello que cualquier cosa ya creada; en todos sus lados parece hecho de oro y carmesí, y es transparente como el fuego».

De esa estación espacial descendían sus naves para la Tierra, para Mesopotamia (Edén): ellos descendían de ese paraíso celeste para el Jardín del Edén haciendo una vuelta en torno a la Tierra.

En la estación espacial había trescientos anunnaki “ángeles muy gloriosos”. Allí estaba el Lugar de los Justos, es decir de ellos, su casa, y también estaba allí “el Lugar Terrible donde los malos sufrían torturas”.

De allí partieron para el Cuarto Cielo donde vio los “luminares y varias criaturas formidables, además de la Hueste del Señor”, el Quinto Cielo donde vio “más huestes”, el Sexto Cielo donde vio “bandos de ángeles que estudian la revolución de las estrellas”, el Séptimo Cielo “donde los mayores ángeles andaban apresuradamente de un lado para el otro”. Además Enoc vio de lejos el palacio de Anu donde el Emperador del sistema solar (Dios) estaría sentado en su trono. Los dos acompañantes de Enoc dejaron a éste en la “frontera del Séptimo Cielo” y se fueron. Anu mandó al ángel Gabriel a recoger a Enoc y llevarlo a su divina presencia.

A los anunnaki les indignaba que un humano pudiera ir a su planeta de origen: “¿Cómo puede un hombre nacido de mujer ascender a los Cielos?”

Dios destacó que Enoc era un humano “con piedad y devoción” para justificarlo y le abrió “los portones de la vida y de la sabiduría y lo vistió”

Esta apertura del portón de la vida nos indica que le ofrecieron la “inmortalidad” o longevidad nefilim. La biblia, (Hebreos 11) nos lo recuerda al decir que Enoc fue llevado “a fin de escapar de la muerte”.

También le abrieron el portón de la sabiduría indicándonos que conoció la ciencia y el saber de aquel planeta.

El sistema de satélites de Niburi 

Luego ascendieron a un lugar en el espacio donde vio estrellas centelleantes. Describe un sistema de Nibiru como un conjunto de siete “estrellas”. “Siete estrellas como grandes montañas centelleantes, siete montañas de magníficas piedras” “Tres quedaban para el este, en la región del fuego celeste” (¿hacia el sol?), y en esos astros había erupciones volcánicas “columnas de fuego” “además de cualquier medida” (grandes y pequeñas. En el oeste (¿a la izquierda?) había otros tres cuerpos celestiales y quedaban “para el sur”. La estrella del medio “llegaba al cielo como el trono de Dios” Parecía de alabastro “y la cúpula del trono parecía hecho de zafiro”. La estrella era como un fuego flamante.

También vio “estrellas del cielo amarradas unas a las otras”.

Miró más allá y vio el límite del sistema solar (1) y le pareció aquello un vacío preocupante, un abismo con ninguna tierra firme. El ángel le informó: “es el fin del cielo y de la Tierra, una prisión para las estrellas y huestes del cielo”.

Conclusiones:

(1) Nibiru está en el límite exterior del sistema solar.

(2) Nibiru es un planeta con seis satélites

Tres de los cuales quedan del lado interior y tres del lado exterior de la órbita del planeta.

(3) Nibiru cuenta con algún tipo de astros (asteroides, artefactos de su construcción, etc.) “amarrados” entre sí.

(4) Nibiru y sus satélites (quizá sólo sus satélites) tienen “columnas de fuego” ¿erupciones volcánicas? ¿artificiales? de varios tamaños, grandes y pequeñas.


Durante 33 días Enoc permaneció en el planeta Nibiru y luego volvió a la Tierra. Enoc permaneció fuera de la Tierra 60 días. (¿El viaje duró 2 x 13´5 días? (?)

En su periodo terrestre Enoc se dedicó –siguiendo las instrucciones que le dieron- a enseñar a los Terrestres.

El tour terrestre de Enoc

También describe el día que tuvieron lugar sus viajes en naves espaciales sobre nuestro planeta.

Viajó por la zona ártica donde vio “un grande y glorioso artefacto”.

Viajó por el extremo oriental (respecto a Canaán, Mesopotamia) donde vio “tres portales del cielo dentro del cielo” donde caía granizo, nieve, frío y helada.

Viajó luego a la Antártida y allí vio que por los portales del cielo salían el rocío y la lluvia.

Luego viajó al extremo occidental de la tierra y vio que a través de sus portales pasaban las estrellas (seguramente era de noche en América en ese momento).

Después le llevaron al centro de la Tierra, a la zona de Canaán y allí le mostraron el lugar del futuro templo de Jerusalén en el “medio de la Tierra”, pues es un punto bastante céntrico dentro del continente afroeuroasiático.

Después fue hacia el este, pasando por montañas y desiertos, ríos y árboles, y allí vio el Árbol del Conocimiento en el Jardín de la Virtud cuya entrada estaba guardada por Zotrel, un ángel. En el Jardín había árboles magníficos. El árbol del conocimiento era alto como un pino, con hojas como las de un algarrobo y frutos como los rizos de la vid. El ángel que acompañaba a Enoc le dijo que ese era el árbol del que comieron Adán y Eva antes de ser expulsados del Edén.

Luego fueron hacia el oeste y allí vio el Árbol de la Vida. Cruzaron una cadena de montañas de fuego, y luego un lugar cercado por montañas separadas por grandes barrancos y en el centro de ellas otra montaña estaba cercada por árboles con un perfume que Enoc nunca había olido antes y sus frutos eran como los dátiles de las palmeras.

El ángel acompañante le dijo que esa montaña sería donde se sentaría el Rey Eterno cuando viniera a la Tierra.

Durante estos viajes Enoc vio “que los ángeles recibían largos cordones que recojan sus alas y que partan para el norte.” ”Ellos partieron para medir… todas esas medias revelarán los secretos de la Tierra”.

Las instalaciones anunnaki en la Tierra

Después permaneció con los anunnaki en un lugar secreto de la Tierra.

“Y ellos (los ángeles) me llevaron a un lugar donde los que allá estaban eran como fuego flamante y, cuando deseaban, aparecían como hombres.

Y ellos me llevaron hacia un lugar de tinieblas y para una montaña cuyo pico llegaba al cielo.

Y yo vi la cámara de los luminares, los tesoros de las estrellas y del trueno en las grandes profundidades, donde había un arco y flechas flamantes con su aljaba, una espada flamante y todos los rayos.”

“Avancé por entre las llamaradas y llegué cerca de una gran casa hecha de cristales.
Las paredes y el piso eran un mosaico de cristal.
El techo parecía el camino de las estrellas y de los rayos, y entre ellos rondando flamantes querubines y su cielo era como agua.
Un fuego resplandeciente cercaba las paredes y los portales ardían con fuego.
Entré en esa casa y ella era caliente como el fuego y fría como el hielo…
Miré hacia dentro de ella y vi un imponente trono.
Parecía de cristal y sus ruedas eran como el sol brillante, y hubo la aparición de querubines.
Y, por abajo del trono salían ríos de fuego, de modo que no pude mirar atrás de él.”

El nuevo viaje aéreo de Enoc

Luego Enoc fue llevado de nuevo en una nave espacial sobre la Tierra y vio:

“las desembocaduras de todos los ríos de la Tierra… todos los marcos de frontera de la Tierra… y los vientos cargando las nubes”

“Vi los vientos del cielo que giran y traen la circunferencia del Sol y de todas las estrellas.”

Epílogo de Enoc

«Enoc permaneció escondido y ningún hijo de hombre sabía dónde él vivía o lo que había sido de él» hasta que se comunicó con Noé (no llegó a hablar directamente con él, entonces
para aconsejarle.

Más tarde, nuevamente fue llevado al cielo, al planeta Nibiru en “la Carroza de los Espíritus y desapareció entre ellos”.

En el cielo Enoc fue transformado en el Príncipe del Semblante de Dios (el Metatrón). El Metatrón quedaba postrado atrás del trono de Dios.

(Extraído del libro Palabras de Enoc conocido también como Libro Etíope de Enoc)

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